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Creando territorios agroecológicos en tiempos de crisis

  • Foto del escritor: Ricardo Lozada
    Ricardo Lozada
  • 20 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 3 jun 2020



La pandemia del Covid-19 y la cuarentena impuesta para su contención y mitigación, está propiciando, según varios expertos (Robinson, 2020), la peor crisis económica de los últimos 150 años. Al parecer, estamos viviendo una muestra fehaciente de la inmanente "Crisis Civilizatoria",que en palabras sencillas es: una crisis ambiental y sistémica que pone de manifiesto la evidente incapacidad del ser humano para convivir, de manera sostenible, amigable y amorosa, en nuestra Casa Común, y me atrevería a decir también, en nuestro sistema solar. No olvidemos que los desechos humanos también gravitan por miles en el espacio.


El objetivo del presente texto, no es hacer una larga descripción de la Crisis Civilizatoria, ni narrar los devastadores problemas, tan evidentes, propiciados por un sistema político económico que se mueve exclusivamente por las lógicas de la ganancia, la rentabilidad y la competitividad.


El texto tampoco quiere hacer una exposición de las alternativas políticas y teóricas, que connotados académicos han desarrollo con maestría durante los últimos años, sobretodo, aquellos vinculados con los relativamente nuevos campos del saber, como son la ecología política y la economía ecológica.


La intención de la presente publicación, es dar a conocer una muestra local y sencilla, pero muy poderosa, de las acciones que comunidades locales están adelantando alrededor del mundo para hacer frente a la Crisis Civilizatoria; crisis que se ha intensificado y profundizado por cuenta de la parálisis económica del sector productivo como consecuencia de la cuarentena. La crisis ya se venía venir, el Covid-19 fue solamente un factor acelerante.


Inspirados en muchas personas, conversaciones, experiencias personales y en los maravillosos aprendizajes obtenidos en la Universidad del Medio Ambiente, en México, hemos realizado diversas actividades para promover la agricultura ecológica, familiar y campesina en el territorio. La Asociación Red Agroecológica Campesina (ARAC), del municipio de Subachoque, junto con amigos, amigas y familiares de la Red Uaque Bogotá, hemos codiseñado y desarrollado desde 2016, diecisiete encuentros y talleres que han contribuido al deseo colectivo de fortalecer y ampliar un tejido social que impulse la creación de territorios agroecológicos. Algunos de esos encuentros han sido divulgados en este blog.


En ese proceso, decidimos empezar una nueva red con un grupo de familias de un conjunto residencial en el cercano municipio de Cajicá. Cuarenta minutos en vehículo, separan a las familias de Park Place, de las hermosas huertas de las familias campesinas asociadas en ARAC. Sacando algún provecho de mi posición como integrante del Comité de Convivencia y con el apoyo de otras familias residentes, promovimos un espacio para propiciar un espacio de encuentro entre productores y consumidores. La primera feria alimentaria y artesanal realizada en octubre de 2019, sirvió de parangón para lo que después sería una relación cada vez más estrecha y profunda. En dicha feria, las familias de Park Place, no solamente pudieron acceder a alimentos frescos y orgánicos, sino también entablaron diálogos muy interesantes sobre temas diversos relacionados con prácticas agroecológicas, características de las fincas, emprendimientos y problemas ambientales de la región.

El objetivo era seguir adelante con estos espacios para la convivencia, queríamos buscar la aprobación de la Asamblea de copropietarios para oficializar la iniciativa y así asegurar su permanencia en el tiempo. Queríamos aprovechar también, que empezaba a ganar más apoyos y que aparecían nuevas propuestas para su fortalecimiento, como por ejemplo, la de incorporar conciertos sinfónicos y de música tradicional, espectáculos de magia para niños niñas, charlas sobre alimentación consciente y campañas para mejorar las prácticas de reciclaje, entre otras. Justo cuando estábamos ad portas de celebrar la Asamblea Anual de Copropietarios 2020, se instalaron las medidas de cuarentena y aislamiento social. Fue un baldado de agua fría para una propuesta que estaba en punto de ebullición.


Sin embargo eso no nos detuvo. Pensando en la manera de no perder el impulso y la fuerza ganada hasta ese momento, propusimos seguir adelante con la creación de la comunidad agroecológica, por medio de mercados a domicilio. Aprovechando la base de datos de mí emprendimiento familiar de venta de huevos de gallina feliz, empezamos a ofrecer dos o tres opciones de mercados, que incluían una gran variedad de hortalizas, frutas, verduras, legumbres y algunos productos transformados como queso, yogur, mermeladas, arequipes y dulces de frutas. La imposibilidad de tener un stand para dar cumplimiento a las medidas de aislamiento social, nos hizo pensar en la posibilidad de entregar mercados bien empacados que cumplieran, en la medida de lo posible, las diferentes necesidades de las familias del conjunto. Desde entonces, hemos realizado durante la pandemia, tres jornadas y se han entregado más de 70 mercados orgánicos, frescos y cosechados por familias campesinas de la región. Esta iniciativa ha tenido un efecto positivo en las finanzas de la asociación y en la salud de las familias, no solamente por alimentarse sanamente, sino también por disminuir la exposición en supermercados o centros comerciales en tiempos de pandemia.

En las cortas conversaciones que se han tenido al momento de entregar los mercados, han surgido propuestas interesantes para la red: realizar actividades de integración en las huertas, hacer mercados directamente en las fincas o incluso, el de propiciar espacios en las fincas para que las familias puedan sembrar sus propios alimentos, son algunas de ellas.


La creación de territorios agroecológicos es un proceso de largo aliento. Las dimensiones que generan más controversia son la política y la afectiva. Con relación a la primera, no es secreto que muchos procesos se van al trasto por culpa de diferencias ideológicas o partidistas. Definir una postura crítica frente a los modelos políticos y económicos que favorecen prácticas nocivas contra la vida y la sostenibilidad es algo necesario en los movimientos agroecológicos. El agroextractivismo y la megaindustria de la comida chatarra y de la comida ultraprocesada sustentada en: i) la producción de comida con insumos químicos y sintéticos; ii) en grandes monocultivos y III) en un excesivo uso de combustibles fósiles, son algunos ejemplos de los modelos extractivistas que van en contravía de la agroecología y de la vida. Si bien es deseable que una comunidad agroecológica desarrolle una posición crítica y de rechazo frente a estos modelos de la muerte, no debe ser una condición excluyente. Los procesos de formación política son complejos y lentos, por lo que forzar estas transformaciones no es apropiado y mucho menos lo es, señalar de manera peyorativa a aquellas personas o familias que no lo tengan interiorizado. Lo realmente importante es empezar los procesos de transición. La sola decisión de comprar alimentos a una asociación agroecológica campesina, sea cual sea el motivo que la impulse, es una acción política por sí misma.


La dimensión afectiva, por su parte, es la que ayuda a entender que las comunidades agroecológicas deben ir más allá de una visión mercantilista de los alimentos. Lo afectivo es lo que permite construir comunidades políticamente conscientes y críticas. Es la que rompe el cerco de la racionalidad monetaria, para pasar a un campo más amplio donde la solidaridad, lo espiritual, la empatía y el cuidado mutuo, son las lógicas imperantes.


Los sistemas agroecológicos, por supuesto, necesitan una sostenibilidad financiera que garantice medios de vida dignos; también requieren del cumplimiento estricto por parte de los productores, de las técnicas ecológicas y las prácticas asociativas que garantizan la calidad esperada por los consumidores. Pero también es claro que, la agroecología es mucho más que producir y comprar alimentos orgánicos: la agroecología es un estilo de vida, es una vocación.


Así es la apuesta con esta iniciativa; una alternativa que está en movimiento y hace frente a la crisis civilizatoria; no es un proyecto, es una realidad en el aquí y el ahora. El propósito colectivo es crear una comunidad agroecológica, en donde lo más importante siempre ha sido emprender el camino, porque cualquier recorrido logrado, siempre será un triunfo alcanzado.



Referencias



Robinson William: Conversatorio virtual: La pandemia del capitalismo y el capitalismo pospandémico. Clacso Tv, en: https://www.youtube.com/watch?v=utlUke2ntfw&t=4938s. 13 de mayo de 2020

 
 
 

1 Comment


mdavilanegron
May 21, 2020

Excelente punto de vista! Mi solidaridad desde Puerto Rico, mi admiración y mis deseos de que podamos todos y todas ver la Agroecologia de ese modo!

Trabajo en Universidad de Puerto Rico y enseñó en agricultura sustentable

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© 2016 por UAQUE. Creado por Ricardo Lozada . Estudiante de maestría en Agroecología de la Universidad del Medio Ambiente, México

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