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  • Ricardo Andrés Lozada Rodríguez .

Políticas públicas para la agroecología


"En Colombia no existen políticas para la agroecología", es una de las afirmaciones que hace una de las protagonistas del documental. Si bien es cierto, es importante resaltar que el año pasado (2017), en el marco de la Mesa Nacional de Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria, se construyeron con la activa participación de algunas organizaciones sociales, entidades de gobierno, academia y organismos de cooperación internacional, los "Lineamientos Estratégicos de Política Pública para la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria", los cuales incorporan algunas acciones orientadas a fortalecer las prácticas y saberes agroecológicos. Dichos lineamientos fueron adoptados por la Resolución 464 de 2017 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

La agroecología en Colombia todavía es muy débil pese a los esfuerzos e iniciativas que miles de campesinas, campesinos, comunidades étnicas, consumidores conscientes, organizaciones sociales y agricultores urbanos emprenden en diferentes territorios del país. La agroecología, si la sentimos en su esencia más profunda tiene tres elementos que son inseparables:

1. Es un movimiento social y político que plantea alternativas al "desarrollo capitalista" en un contexto de crisis civilizatoria; esto implica una nueva ética alrededor de la vida, no sólo del ser humano;

2. Es un conjunto de técnicas y saberes orientados a la creación de sistemas agroalimentarios regenerativos. El sistema agroalimentario abarca todo; desde el cuidado de los animales, la creación de agroecosistemas diversos libres de sustancias sintéticas o químicas, el cuidado del agua, bosques y suelos, los circuitos cortos de comercialización y la nutrición consciente.

3. Se sustenta en los principios de las economías solidarias y comunitarias.

Desde éste enfoque se puede advertir que la agroecología es mucho más que hacer composta, bocashi, lombricultivos, tener huertas orgánicas o comprar productos ecológicos. Sin lugar a dudas son pasos fundamentales y necesarios, pero no suficientes para sentipensar una agroecología profunda y realmente re-evolucionaria. En ese sentido está claro que la revolución agroecológica en Colombia no se gestará desde los aparatos gubernamentales ni desde el sector empresarial; la revolución agroecológica le pertenece a los pueblos y a las comunidades lo que implica que no puede existir por fuera de esta simbiosis. Por supuesto, esto no implica que no se deban aprovechar los escenarios de diálogo que se abren cada día más a nivel institucional, pero siempre apelando a la precaución de no permitir que la conviertan en una mera guía de técnicas para la producción de alimentos.

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